La comparación lingüística de las traducciones hispano-medievales de la Biblia hebrea y las postexílicas de Constantinopla y Ferrara revela variaciones sistemáticas léxicas y gramaticales. Esas diferencias pueden explicarse por la audiencia a las que iban dirigidas dichas traducciones: cristiana, en el caso de las medievales; judía (o exconversa) en el de las post-exílicas. La autora concluye que las traducciones medievales no son judías, por naturaleza, y en consecuencia, no podrían haber sido una fuente para las versiones post-exílicas, que estaban basadas en la tradición oral.