Tomando tres citas bíblicas que aparecen en los Pirqué abot y en la Hagadá de Pésah, compara cómo se traducen esos pasajes en las biblias romanceadas medievales, en el Pentateuco de Constantinopla (aljamiado, de 1547) y en la Biblia de Ferrara (en caracteres latinos, de 1553). Tras analizar cuestiones como la traducción del nombre de Dios, la adaptación de topónimos y antropónimos, la traducción del participio de presente hebreo y la construcción de algunas oraciones, señala cómo las traducciones medievales no sólo difieren entre sí, sino que son también muy diferentes de las postexílicas. Las diferencias se deben, por una parte, a que cada una de esas traducciones se creó para un público distinto; pero también a que las traducciones bíblicas postexílicas (sefardíes) no se basaron en los textos medievales, sino en la práctica de transmisión oral de textos bíblicos.